REDACCIÓN
Oscuridad y temperaturas extremas son parte de un fenómeno astronómico impresionante denominado la NOCHE POLAR.
La noche cayó en Utqiagvik desde el pasado 18 de noviembre y sus habitantes no verán la luz del sol hasta el próximo 22 de enero.
Se trata de 65 días sin luz solar, cuya consecuencia directa se acredita a la inclinación del eje de la Tierra, que es de unos 23.5 grados respecto a su órbita alrededor del sol.
Durante el invierno del hemisferio norte, la Tierra se posiciona de tal manera que el Polo Norte queda orientado ligeramente hacia el espacio exterior, alejándose de los rayos solares.
En cualquier punto por encima del Círculo Polar Ártico (66.5 °N), el Sol ya no consigue asomar por el horizonte, incluso en el punto más alto del mediodía.
La ausencia de sol provoca en el Ártico una fase de enfriamiento que llega a -20 grados, lo que impulsa una mayor formación de hielo marino.
El reloj biológico de sus habitantes también resulta afectado porque no producen melatonina ni cortisol, la carencia de sol provoca desajustes circadianos, alteraciones del sueñoy una peligrosa deficiencia de vitamina D, lo que a su vez aumenta la predisposición al trastorno afectivo estacional.
En esta época los residentes de Utqiagvik usan lámparas de espectrocompleto para simular los amaneceres y acostumbran el consumo de suplementos.
